
Cuando estoy cansado o mimoso, me gusta tumbarme en el sofá con mi mejor amigo. Me lo regaló mi otra humana el día que llegué a casa, y nunca me he separado de él. Nos gusta ver la tele juntos, y nunca se queja cuando le mordisqueo la oreja o la patita. Y. además, él nunca me muerde a mí. Ni me ladra.
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