Acabo de hacer pilates. Mi humana cree que la colchoneta es suya... ¡ilusa! Es obvio que es mía, y además yo hago pilates mejor y con más gracia que ella. Me esfuerzo tanto que me despeino.
Mi humana quería hacerme la foto mientras entrenaba, pero a mí me gusta salir bien guapo, así que cuando he visto la cámara he puesto mi mejor sonrisa. Pero sin quitarme de la colchoneta, no vaya a ser que se le ocurra guardarla. En mi opinión, debería estar siempre extendida; es muy cómoda para hacer la siesta.
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